Tiempo atrás veía una tira cómica en que comparaba como hace varios años atrás, cuando un estudiante llegaba con bajas calificaciones a su casa, sus padres lo retaban. en cambio, en la actualidad, cuando el estudiante llega con bajas calificaciones los padres regañan al profesor.
Parece un mal chiste pero es una trste realidad, se nos enrostra la responsabilidad única de la educaciónd e los estudiantes, pero, la verdad indica que la única persona realmente responsable por recibir una educación de calidad es el estudiante. Paa poder educarse hay que tener la disponibilidad de aprender, si no hay voluntad, pueden tener el mejor batallónd e docentes del mundo y el estudainte simplemente no va a aprender nada, porque no quiere.
¿Cuántas veces hemos tenido que luchar en contra del peor flagelo que la educación ha enfrentado estos últimos años? Aquel insidioso aparato que causa más daño en los índices de calidad de la educación que las drogas o el embarazao adolescente; me refiero al teléfono móvil o smartphone. Ante el mandato de "guarde ese teléfono o se lo quito" los estudiantes esgrimen mejores defensas que cualquier abogado penalista. si solo una mínima fracción de ese entusiasmo y energía se dispusiera para en realidad aprender, de verdad, otro gallo nos cantaría. O ¿Cuantas veces hemos preparado una clase dinámica y divertida para encontrarnos con los estudiantes muertos de sueño porque la noche anterior se quedaron viendo televisión hasta altas horas de la noche?
Para lograr una correcta educación no solo se necesita que hayan facilitadores adecuados, los profesores, debidamente preparados para entregar en forma didáctica los conocimientos y lograr así los aprendizajes esperados, sino que además, debe existir el apoyo incondicional del entorno del estudiante de promover las prácticas que fomenten un buen resultado. Un estudiante cansado, mal alimentado y preocupado de otras cosas, difícilmente puede lograr aprender. Cada quien debe asumir su parte en la educación. Es una tarea con múltiples protagonistas.