Introducción
El antiguo Egipto es una de las civilizaciones más importantes de la antigüedad. Su imperio gobernó las tierras alrededor del Nilo por más de 3000 años, y es una de las culturas que mayor influencia ejerció en la historia antigua. Esta civilización, creadora de las enigmáticas pirámides, tiene su origen alrededor del año 3100 a.C., donde el primer faraón Narmer unificaría el Alto y el Bajo Egipto bajo un mismo imperio.
Precedente histórico
Antes de la unificación de Egipto, los pueblos del Nilo se dividían en ciudad-estado muy parecidas a las que existieron en Mesopotamia. A este periodo se le conoce como periodo predinástico, y resaltan ciudades como Naqad III, Maadi y Tinis. Estos pueblos que eran principalmente agrícolas comenzaron a crecer en influencia y a luchar por imponer su supremacía en sus respectivas regiones. Al final del periodo predinástico, la ciudad capital en el Alto Egipto era Nekhen (Hierakonpolis), mientras que, en el Bajo Egipto, lo era Buto.
Estas dos zonas claramente marcadas, dan inicio a la época protodinástica, donde se mantenía una tenue relación de paz sostenida por una interrelación comercial. Sin embargo, todo ello cambiaría con el reinado de Narmer en el sur. Este famoso regente de la dinastía cero guiaría a su reino a la guerra contra el reino del norte. Con sus victorias sometería a las ciudades del Delta y daría lugar al nacimiento del Imperio Egipcio. Curiosamente, Narmer no impondría su cultura en el imperio, sino que unificaría ambas culturas en una sola, lo cual sería un distintivo de su calidad como gobernante.
Proceso de conquista
No obstante, la unificación de este imperio es considerado por algunos autores como un proceso gradual que no fue realizado por un único gobernante. Sostiene que el grabado en “La paleta de Narmer” sería posteriormente utilizado para representar a todos los faraones, incluso aquellos que no libraron alguna campaña bélica. Por tanto, estos historiadores creen que Narmer pudo no precisamente haber combatido en batalla, pero sí coinciden en afirmar que, fue él quien realizó la unificación final de Egipto.
Esta afirmación parece corroborarse parcialmente con el descubrimiento de la maza del rey Escorpión que muestra a un rey del Alto Egipto, inaugurando una obra de irrigación en el Delta. Además, muestra el estandarte de once tribus del Norte con el jeroglífico de la avefría, lo cual representa que fueron conquistados por este rey. Sin embargo, el rey Escorpión no lleva la corona doble, lo cual indica que, aunque había un proceso de conquista, aún no había una unificación de Egipto bajo un mismo mandato.
Ahora se sabe que el rey Escorpión es en realidad Horus Escorpión II. La mayoría de investigadores creen que es predecesor de Narmer, o muy posiblemente su padre. Otros piensan que en realidad es la misma persona, pero descrita con otro nombre. Por último, un grupo pequeño de investigadores considera que en realidad es otro rey regente contemporáneo a Narmer. Aunque no se posea claridad en la relación entre Horus Escorpión y Narmer, es evidente que el proceso de unificación de Egipto no fue pacífico ni rápido, sino que se llevó a cabo a lo largo de varias batallas.
Legado del imperio
Gobernar una tierra tan basta como Egipto no es tarea fácil, es por ello que Narmer inició una serie de reformas políticas para consolidar a todo el imperio como un solo pueblo. Entre las medidas adoptadas por Narmer están los matrimonios entre noblezas de ambos reinos, la creación de templos a dioses protectores locales y la construcción de tumbas reales tanto en el Bajo como en el Alto Egipto. Estas reformas ayudarían a unificar los lazos entre la nobleza y consolidar su poder.
Además de las reformas políticas, Narmer realizó reformas sociales. Entre ellas, la construcción de la capital Menfis, ubicada en el centro del imperio donde gobernó. También dio inicio a la creación de un ejército profesional para la defensa de las fronteras de los pueblos nómadas del Sinaí. Por último, se tiene registro de un sistema de etiquetas primigenias, que habría servido para llevar la contabilidad del imperio y como base de la escritura jeroglífica.
Conclusión
El rey Narmer ha completado la unificación del imperio, las dos coronas del Alto y el Bajo Egipto se funden en una, que a partir de ese momento todo faraón la ceñirá. Un punto de inflexión en la historia de Egipto entre el periodo dinástico y predinástico. A partir de ahora, la tarea más importante será proteger la unidad del reino y sus fronteras. El fin del reinado de Narmer marca el inicio de una nueva era.