PARA CONCEPTUAR, ENTENDER Y SOCIABILIZAR EN UN “ESTADO”, SE DEBE TENER EN CUENTA, LA UBICACIÓN EN UN

Para conceptuar, entender y sociabilizar en un “Estado”, se debe tener en cuenta, la ubicación en un mundo cambiante, dinámico y de territorios. A partir de esto, ya podríamos entender el mundo de los identificados.

Acuñando al contexto Estado, la identificación nos extrapola el concepto de «identidad» y el cual resaltará lo nacional. Por otro lado, para sumar ha esta carga de formación de Estado y ser el identificado globalizado. Nos hace necesidad de tener un territorio en que aferrarnos; somos de esa matria que nos vio crecer a pesar de la globalización y de tal manera, al irnos a otro lugar dará esa chance de reflexión sobre donde “yo vengo de … “

Por lo tanto, América o más precisos Iberoamérica nos presenta el concepto Estado de tal manera. Una es la relación intrínseca entre Estado – Territorio; y por otro lado, la no separación de ambas piezas de este juego llamado Estado.

¿Por qué no puede darse un Estado sin Territorio? Porque se presenta un actor con un pesado carácter en creencias y de preferir los vínculos sociales. Ha esto le llamaremos Nación. ¿Y que pasa con el Territorio? En este caso, el territorio no necesita del Estado para ser “Territorio”.

¿Y como se da? Para entender de forma básica, esto será una bola de nieve que partirá por el empujón del accionar de la apropiación, para luego dar pasó al poder militar, jurídico, administrativo, político, económico, etc. No obstante, estos dos pueden ser ejecutadas por cualquier organización u comunidad, y que no necesariamente pertenezca a la línea estatal, que lo ideal sería ese, si se busca esquivar el control y la mismísima jurisdicción como panóptico.

¿Si el territorio no necesita de nadie para ser lo que es como creación universal, que ocurre con el concepto Estado? Esta es justamente la segunda pieza, y que nos indica que no hay ni un nacimiento de Estado, ni reino, ni imperio, municipio, región, etc.

De este caos social nace un gran protagonista, que es la población y la responsable del origen territorial. No se trata de hablar de personas “X” o “Incivilizadas”, si no que una determinada comunidad humana que se forma como sociedad en pos de una organización para equilibrar el libre albedrio y crear una legitimidad al momento de enmendar un buen sistema. Entonces, de esto desprenden un gobierno, una población y un territorio; un kit que garantiza al menos, una organización social como territorial. Y para que este sistema funcione (actualmente el sistema es un gobierno) requiere de este territorio, de esa población y la extracción de recursos naturales.

De acuerdo a esto, nos moveremos hacia el Sur de la Araucanía, donde la civilización llega en la primera mitad del siglo XIX. Para precisar, nos vamos a situar en la frontera natural (Río Bío Bío), que durante la Monarquía hispánica hasta su declive, respeto y miro al pueblo Mapuche como un Estado Autónomo. Una serie de roces se daba en los años 1808 y ya en 1818 en la declaración de independencia incluyó en el relato nacional al indígena. Y de este pasado prehispánico resultó ser el camino exacto para inflar la densidad histórica al proceso de invención de la “Nación Chilena”.

Tras pasando los años, ya el 1852, el Estado Chileno da la creación de la Provincia de Arauco, como esa señal del abuso hacia esta comunidad. ¿Cuál fue la estrategia? La presión económica sobre tierras indígenas (agricultura), la influencia de nuevas ideas de la Elite con respeto a la raza humana, la implementación de proyectos colonizadores. Todas estas herramientas llamaron a la “civilización” para la creación de un nuevo Estatus que estaba por emerger en el mundo indígena. Ya que la idea era una sola; ocupar las tierras de los Mapuches, ya que la Elite los identifico como “barbaros” de los territorios.

O sea, en pocas palabras. Desde el colapso monárquico, el pueblo indígena chileno del sur de Chile, ha tenido que soportar hacia su contra, el mensaje modificado en la violencia para un determinado contexto. De tal manera, que se entenderá el discurso de “civilización chilena” como un proceso de perfección en las sociedades y el acoplo de la mirada racial para dar entender la inferioridad y la incivilización de los Mapuches.

“El indio es enteramente incivilizable; todo lo ha gastado la naturaleza en desarrollar su cuerpo, mientras que su inteligencia ha quedado a la par de los animales de rapiña, cuyas cualidades posee en alto grado, no habiendo tenido jamás una emoción moral.” Desde esta perspectiva, la única salida era precisamente “reducir a esos bárbaros, en nombre de la civilización, afianzando para siempre la tranquilidad de nuestras provincias del Sur, y conquistando para el país esos ricos y vastos territorios” (El Mercurio, 24 de mayo de 1859).