¿Habías escuchado hablar antes de él? ¿Sabes a que se refiere?
Prácticamente tod@s, en algún momento de nuestras vidas, hemos caído en el Síndrome del Impostor, sin embargo, existen muchísimas personas que viven todos los días bajo las sombras limitantes de este patrón de pensamiento.
El síndrome del impostor aparece cuando conectamos con creencias limitantes con respecto a nosotr@s mism@s. Cuando creemos que no somos lo suficientemente buen@s, lo suficientemente hábiles o no poseemos las cualidades para determinadas situaciones. ¿Te ha pasado alguna vez?
Quienes viven con este síndrome tienen altas dificultades para reconocer sus propios logros personales como resultado de su esfuerzo o capacidades. Por el contrario, tienden a considerar que estos logros están relacionados a factores externos como la suerte o la ayuda de otr@s.
Asimismo, la presencia continua de este síndrome en nuestra vida se explica, principalmente, por un discurso interno desestabilizante, una baja autoestima, inseguridades paralizantes y elevados niveles de perfeccionismo. Y si bien tiene mucho que ver con el tema de “no creerse el cuento”, también se relaciona con conectar con la insuficiencia de nosotr@s mism@s.
¿Cómo saber si he caído en el síndrome del impostor?
Ante logros, metas cumplidas, felicitaciones de otros y cumplidos, solemos responder:
✨ Tuve mucha suerte
✨ No soy tan buen@ como los demás creen
✨ No es para tanto
✨ Pude haberlo hecho mejor
✨ Fue una ayuda del destino/Dios/el universo
✨ En realidad fue porque estaba en el lugar y en el momento correcto
El Síndrome del Impostor puede presentarse en momentos puntuales de nuestra vida, desde evaluaciones hasta el ámbito profesional, áreas en donde es más factible desenvolver nuestras habilidades. No obstante, no es exclusivo de estos aspectos y puede manifestarse también en nuestras relaciones interpersonales.
El identificar cuando estamos lidiando con este síndrome, nos ayuda a re-dirigir nuestro pensamiento a una línea más empoderante y sanadora, que nos ayude a confiar en nuestros dones y habilidades, a modo de poder desplegarlos y desarrollarlos.
Y tú, ¿has vivido este síndrome?