Mi primera formación universitaria es de Profesor de Educación General Básica, luego de mis primeros años de práctica, visualice los distintos problemas de aprendizaje que presentan los alumnos y alumnas, esto me llevo a realizar una segunda carrera como Profesora de Educación Especial y Diferenciada en la Pontificia Universidad católica de Chile, egresando el año 1987.
Desde ese entonces he trabajado en los distintos niveles de enseñanza, desde escuelas de lenguaje hasta academias en la universidad, participando como expositora especialmente en la Educación Especial. He aprendido que la tarea no se centra solo en los niños que tienen las dificultades sino en la orientación que necesitan los padres para entender desde una perspectiva neuroeducativa según las características propias de cada ser. Así, he aprendido que cada niño o niña aprende de una manera distinta y debemos buscar las estrategias y adecuarlas a su forma de aprendizaje. Desde este punto de vista es también de suma importancia establecer redes de apoyo con sus profesores para una puesta en común de la problemática que atraviesa cada estudiante. Los buenos resultados son el reflejo de un trabajo en conjunto y colaborativo. Actualmente las neurociencias nos han dado la razón y restamos dispuestos a indagar más allá con tal de dar solución a cada uno de los casos que se nos presenten a diario. Cada ser es un nuevo desafío al que debemos entregar solución no solo al estudiante sino a su familia, a la sociedad y finalmente sentirnos satisfechos de haber entregado lo mejor.