El ser humano tiene de manera innata la capacidad de hablar. Durante los tres primeros años de vida se desarrollan las habilidades lingüísticas y verbales que nos permiten dominar la lengua o lenguas maternas. Esto es un proceso natural y sencillo pero aprender un segundo idioma puede ser más complicado.
El lenguaje va acompañado del pensamiento y de la funcionalidad social, por eso nos vemos ob...
El ser humano tiene de manera innata la capacidad de hablar. Durante los tres primeros años de vida se desarrollan las habilidades lingüísticas y verbales que nos permiten dominar la lengua o lenguas maternas. Esto es un proceso natural y sencillo pero aprender un segundo idioma puede ser más complicado.
El lenguaje va acompañado del pensamiento y de la funcionalidad social, por eso nos vemos obligados a aprender a hablar. Pero cuando aprendemos un segundo idioma no lo acompañamos de pensamiento y tampoco lo necesitamos para comunicarnos socialmente con otras personas.
Las reglas gramaticales y el vocabulario no sirven de nada si no enseñamos al alumno a comunicarse y a pensar en otro idioma. El aula de idiomas debe ser un espacio para la comunicación y el intercambio. Es la labor del profesor generar dicho espacio.
Olvídate de los ejercicios repetitivos que pretenden reforzar reglas gramaticales o vocabulario. En el caso de ser necesarios pueden trabajarse en casa como tarea complementaria pero nunca como la base para aprender.
Recuerda que la comunicación conlleva la adquisición de la gramática y de vocabulario.
Normalmente usamos nuestra lengua materna para pensar y cuando queremos comunicarnos en otra lengua diferente nuestra cabeza primero lo piensa en el idioma nativo y después lo traduce al otro idioma.
Es importante ayudar a los alumnos a pensar directamente en el segundo idioma sin necesidad de traducir. Para favorecer este proceso una actividad muy buena consiste en ver la televisión y claro en otro idioma seria mucho mejor.
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